Lo conocía bien. Puertorriqueño, alto, moreno, soldado de profesión; Antes de anochecer, se paró frente al poste de luz en el “parquesito”. Ahora un poco más grande después del paso de
la 27 de Febrero. Midió con sus ojos la altura. Se
quitó el casco y en un leve movimiento en cuclillas lo lanzó, como
el que inicia el saque en un juego de baloncesto. Al segundo, el sol nocturno se apagó, destellantes
estrellas vidriadas caían. El casco
también. Lo aparó y se cubrió de
inmediato para evitar que el cielo de metal lo hiriera en defensa propia.
"Porque la aflicción no sale del polvo, ni brota de la tierra la molestia; sino que, como los relámpagos se levantan para volar por el aire, así el hombre engendra su propia aflicción. Ciertamente yo en tu lugar buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa".
Job 5, 6-8
julio 14, 2012
julio 07, 2012
RECÓGELO TÚ, MALDITO GRINGO
Para el año 1965, específicamente principios del mes de mayo, mi edificio, el que demolieron a
fuerza de grandes golpes para darle paso a la avenida 27 de Febrero, fue tomado
por las fuerzas interventoras norteamericanas para colocar un comando militar. En el techo, apostaron una ametralladora
calibre 50, que al dispararla desechaba los cartuchos vacíos al patio de la
Hilario Espertín # 11. Cuando dejaba de
sonar salía inocentemente a recogerlos en una lata vacía de pintura Pidoca. No bien terminaba de llenarla un extraordinario
soldado se lanzaba del techo y me arrebataba la lata repleta de casquillos.
A los ojos de un niño de siete
años, edad que tenía para entonces, aquellos episodios eran como ver la
pelicula de guerra Combate en tiempo real. Esta se transmitía por el canal Rahintel, creo no estoy
seguro. Mi imaginación se perdía entre
la realidad y la ensoñación. Cada año
para los días de Reyes me regalaban fundas de soldados verdes “made in china”,
ametralladoras, granadas, y como si esto no fuera suficiente, un
juego completo de Combat!, que incluía la ametralladora Thompson, el casco, un
cuchillo y un cinturón con una pistola calibre 45, tal como la que usaba el sargento
Sonder (Sgt. Saunders) en la película.
julio 06, 2012
CUANDO EL MAR PERDIÓ SU SABOR A SAL
En una de tantas veces que bajábamos al Malecón, a veces
sólo a caminar otras a darnos un chapuzón, no en la parte de Güibia sino en la
playa que se encuentra por el lado del obelisco hembra por los frentes del
Napolitano, hotel restaurant que toda la vida que tengo siempre lo he visto
ahí. Hoy, al mirar atrás, me pregunto
¿cómo era posible que nos bañáramos en aquel pedazo de playa contaminada y
sucia? Claro, nada como la contaminación
de hoy.
Moreno, su hermano Fernando, Cesar y yo después de las bellaquerias
del Conde nos encantaba bajar al Malecón a darnos un chapuzón en aquellas aguas
infectadas del mar Caribe. No éramos los
únicos, otros tigueritos de otros barrios también hacían lo mismo. Para bañarse allí había que seguir dos reglas
elementales: no irse muy lejos de la orilla y saber guardar la ropa para que al
salir no llegaras encueros a tu casa.
julio 01, 2012
REALENGUEZA BARRIAL
Frondosos
árboles de flamboyán que en armónica reverencia parecen darse un abrazo, dejaban
caer a nuestro paso una nevada de flores rojas, amarillas y anaranjadas, tendiéndonos
una alfombra a nuestro paso por la calle Dr. Delgado. Aquellos enormes árboles, que apenas dejaban
pasar hilos delgados de luz solar, parecían guardias de honor apostados
solemnes a todo lo largo del camino, esperando por los señores de la
realengueza barrial. Caminábamos desde
mi casa hasta el malecón, o hacía la calle El Conde, según soplaba el viento
como velero en alta mar. Cualquiera de
esas calles bajando por la Dr. Delgado hacia el sur y doblando a la izquierda
nos llevaba a nuestro destino.
junio 24, 2012
MAROTEO URBANO
María (mi hermana), yo y Roquel. |
Desde
los primeros años de mi vida fui muy inquieto, era lo que se podía decir “un
niño de la calle”. No provenía de una
familia de ricos. Pero al leerle esta parte a Mamá, me recordó que yo asistía
al colegio en horario de la mañana, que nunca me faltó comida, ropa, educación
de hogar, y que debo tener cuidado con lo que escribo. Ella tiene razón olvidé esa parte.
La
verdad es que yo jodía mucho, y junto con Brico (el hijo de Viola), Cesar (el
hijo de doña Tatica) y Moreno (el hijo de doña Tinita), era que jodíamos. Nos íbamos a “leventiar” y a “marotiar” en
bandadas desde tempranas horas de la mañana (bueno esto debió ser en vacaciones
o fines de semana, Mamá me recordó que yo asistía al colegio en horario
matutino, eso no se me puede olvidar) y regresábamos en ocasiones hasta de
noche. Prácticamente nos pasábamos un
día entero recorriendo parte de las calles de la ciudad. Desde la Hilario Espertin, tomando la calle
Dr. Delgado hacia abajo, atravesando aquel túnel de árboles que discretamente
dejaban pasar un rayo de sol, hasta Güibia pasando por la calle El Conde. Esos eran los límites de mi ciudad.
junio 02, 2012
LAS COSAS QUE SE RESISTEN A DESAPARECER
—Aló, Ada, ábreme que estoy aquí afuera.
—¡Oh! ¿compró celular?
—Sí, Ada, ábreme. Yo no sé cuando
es que tú vas a dejar el relajo.
—Pero déjeme ver que fue lo que compró.
—Un Alcatel de lo sencillo. ¿Y la
mecedora donde la puso?
—Espérate, Simón, que están en el patio.
Ayer pasó un señor atesando batidores y tejiendo sillas de guano y
aproveche para arreglarlas.
—Ese señor es un artista Ada, qué bien quedaron.
En lo que Simón acotejaba las mecedoras, Ada fue de un brinquito a la
cocina a preparar un cafecito gourmet que le mandó una cuñada de Colombia.
—Ada, tú nunca te has puesto a pensar en la inmortalidad del cangrejo.
—No. ¿Para qué sirve eso?
—Yo creo, que le viene de lo duro del caparazón, y que además, la
salinidad del mar lo conserva, aunque analizándolo bien, la jaiba es un
cangrejo pero de río. Entonces la sal no
tiene nada que ver con…
—Mire, si usted va a seguir con esas estupideces me lo dice para yo irme
a otro lado.
—No te pongas así, Ada.
—Y de qué otra forma usted quiere que yo me ponga, Simón. ¿Tú te estabas escuchando? Tú eres un hombre
muy profundo para ponerte con esas tonterías.
—Quería conceptualizar, Ada, como nuestro presidente nos dijo una
vez. Quise hacer este ejercicio.
—Ay no, aquí no. Ejercítese en
otro lugar.
—Quería caer en el asunto de que hay cosas que se resisten a dejar de
existir. Por ejemplo, el caso del
atesador de batidores, ¿Quien tiene una cama con batidor? Eso no existe, o me
creo yo que no existe.
—Simón, los ciclones tienen una virtud y es que dejan al descubierto
todas las miserias humanas, tanto las materiales como las espirituales. ¿Usted nunca se asomó por La Barquita cuando el
huracán George? Yo, que trabaje como
voluntaria, vi muchos batidores, catres, canapés y colchones de guata; también
sillas y mecedoras de pino tejidas con guano.
Y es verdad que también me quede sorprendida con los equipos de música y
los televisores de 40
pulgadas, que muchas personas de la clase media no tienen. Me imagino que si ese señor sale todos los
días a realizar ese trabajo es porque encuentra clientes.
—Es cierto, Ada. Pero, y el
amolador…, y el señor que vocea “brillando los calderos”.
—Ese se me desgaritó con tres calderos que le dí en una ocasión.
—Hay de todo en la viña del señor.
Tú sabes que me lleno de mucha nostalgia en estos días, que pasaron por
la casa unos colombianos ofreciéndome fotografías retocadas y me trajo el
recuerdo de un foto-retrato de cuando yo tenía cinco años. Estamos hablando, Ada, de algo más de
cuarenta años y estas personas todavía siguen en esta actividad. Por eso es que te digo que pienses bien en la
inmortalidad del cangrejo.
—¡Ay Simón!, a lo que llega uno a estas edades.
—¡Ay mi madre!, hoy si se me hizo tarde.
Nos vamos a ver. Cualquier cosa
me llama al celular.
—Olvídese de eso, Simón, vaya bien.
mayo 23, 2012
AIDA, AMOR PLATONICO
María, Mayra y Soraya (mis hermanas), Aida y yo. |
Cuando apenas era un niño
al lado de casa vivía una niña de igual edad que yo, esto era en la calle
Hilario Espertin # 11, siempre dijimos que el sector era San Juan Bosco, pero
realmente tenía el nombre de un Fray que ahora no recuerdo. Era una edificación de dos niveles del
concreto armado más duro que había visto en ese momento, tan fuerte y
resistente que soportó las balas de las ametralladoras calibre 50 en la
revuelta del 1965, nunca se quejó ni se desplomó; resistió estoico los
macetazos de las brigadas de demolición de Macorís, a tal punto que para
doblegarlo hubo que buscar una bola de hierro para partirle el corazón en dos y
ponerlo de rodillas.
mayo 21, 2012
EN LA FILA DEL VOTO FIEL
«¡Que vaina e’ compadre!, deje
su sofoque». «Tranquilo papá evítese que
le den un golpe». «Coño, deja de empújame. ¡policia! ¡policia!» «Oye, yo me voy a quita de aquí pa evitate un
problema».
—El tipo se fue, Ada, y no volvió
aparecer más por esos alrededores.
Cuando salí del recinto me encontré con un rebú, me acerqué; tú sabes, a
mí me gustan los asientos en primera fila, ¡Oh! cojollo el mismo tipo… la policía
lo llevaba de este alto. Lo encontraron sacándole
la cartera a un oficial vestido de civil que iba a ejercer el voto.
—Óigame, a usted le gusta un can,
Simón.
—No es que me guste el can, Ada. Tú sabes bien que yo soy un ciudadano que le
gusta ejercer sus derechos para poder hablar alto. No como tú, que no votas ni participas en nada
y después quieres estar pidiendo que te resuelvan problemas de agua, luz,
recogida de basura, y qué se yo cuantos males más.
—Mire, Simón, déjese de cosas…
—…de vainas, dígalo así.
—Usted me va a dejar hablar o
no, usted está eufórico porque ganó su candidato…
—Hey, que pasa Ada, te la vas a lucir,
tú sabes bien que yo soy apolítico.
—Y qué contradicciones son
esas. ¿apolítico? A po el voto fue blanco,
Papá.
—Ada, Ada, mira vamos a dejar el
asuntico este de la política. Qué tú y
yo estamos por encima de todo esto. No
echemos a perder está amistad por estos políticos farsantes, que lo único que
buscan son sus intereses personales y nada más.
Tú y yo, Ada, somos otra cosa.
—Siempre encontramos un punto de
avenencia, Simón. Cómo me gustaría que
todos fueran igual que nosotros.
—Tú sabes que eso no es
posible. En la diversidad es que está el
goce de Dios, por eso nos hizo diferentes a todos. Tú lo sabes mejor que yo, Ada. Un día llegará la razón y el entendimiento a
la cabeza de nuestros políticos partidistas y espero estar vivo para verlo y
disfrutarlo. ¡Carajo!, el tiempo vuela
en su compañía. Nos vamos a ver.
mayo 10, 2012
ALMAS NOBLES Y PERVERSAS
Las palabras tienen un poder mágico cuando se le sabe utilizar. Sirven a fines nobles y perversos. La poesía que no les rinde culto a estas dos figuras no puede llamarse poesía. La narrativa sin héroes ni villanos no es cuento, relato o novela. Me intriga el alma humana. Me fascina como se autodestruye. Mi fascinación no es morbosa es empirismo curioso. Raya en el postulado científico. En especial, me gusta observar el alma de mujer. Llena de nobleza. Oscurecida por la perversidad, que la arropa cuando los bajos sentimientos la atrapan al doblar alguna esquina en el camino a su hogar.
El amor y el odio son las expresiones verbales que utilizamos para definir de manera llana la nobleza y la perversidad. El amor es noble. El odio es perverso. El alma de la mujer se debate constantemente entre estos dos sentimientos. Es su verdadera naturaleza. Desde su creación fue “hecha” así. Tome cualquier texto sagrado o no, con la definición del mundo y la creación, y todos le dan el merito a la mujer del nacimiento de la perversidad. El hombre es la nobleza y la mujer su opuesto. ¡La creación del mundo fue concebida por machistas! Prefiero a la mujer con sus ambigüedades. Sólo he conocido dos almas nobles, una, es la de Mamá porque estuve dentro de ella y, la otra, mi alma porque vive dentro de mí.
Dr. Simon Froylan.
RESPUESTA A UNAS DIVAGACIONES SOBRE LAS ALMAS NOBLES Y PERVERSAS
A veces, Simón, no sé en qué piensas cuando escribes, como dices, estas divagaciones. Te perdonaría si supiera que estabas bajo la influencia del alcohol, el hachís o la mariguana, pero sé que no utilizas ninguna de esas porquerías por sus efectos nocivos. Tienes muchísima razón cuando comienzas estas imprecisiones diciendo que las palabras tienen un poder mágico cuando se les sabe utilizar. Por eso esta respuesta.
El hombre siempre ha visto a la mujer como una amenaza natural, por eso siempre la mantiene subyugada, aislada de las decisiones importantes con respecto al hogar, la educación, el ahorro, entre otras cosas. La mujer es más sagaz que el hombre. Tiene mayor sentido del ahorro. Es más comedida. Más disciplinada, inteligente… puedo llenar una biblioteca de atributos que posee la mujer. Es más noble que el hombre eso es indiscutible.
Esa expresión que usted utiliza sobre la creación y el machismo, en eso estamos de acuerdo. Si sabes de algún hombre que haya parido a un muchacho, me lo hace saber. Y no me venga con el cuento de que el Génesis explica el asunto de la mujer parir como un castigo. Eso es inaceptable. El hombre no pudo haber concebido el mundo. Somos nosotras las responsables de hacer germinar la creación. La mujer es la luz. El hombre sólo produce sombras. Su opuesto natural.
La mujer no tiene ambigüedades, sólo ama lo que quiere. Cuando ama se entrega. Y cuando se entrega es capaz de colocar su alma en la hoguera hasta que se consuma. En eso hay más que nobleza. El hombre es incapaz de algo semejante, Dr. Froylan.
Dra. Ada Mueller
FIN DEL MUNDO... ¿PARA QUIÉN?
Un señor, que se veía muy ilustrado, le comentaba a otro lo del calendario Maya y el fin de su cronología en el 21-12-12, yo que estaba muy cerca pregunté: “¿realmente ustedes creen en esas estupideces?” […] ¡Mierda!, me dieron una carrera, que si me hubiera quedado yo no sé que me hubiese pasado. Pero está bien que me pase, qué tengo yo que meterme en lo que no me importa. Total la gente cree en lo que le acomoda y le convence y cuando las cosas no terminan como creen entonces se justifican culpando a los demás…
Simón, siguió caminando como si aquel evento no hubiera pasado. Y caminó hasta llegar a la puerta de su gran amiga Ada Mueller, que no discute con nadie.
—¡Hola Ada! ¿Cómo estás?
—¡Muy bien, Simón! pero deje su desparpajo. Me parece que le va muy bien el día de hoy. Se ve muy entusiasmado.
—Trato de mantener el entusiasmo. En medio de toda esta locura… del fin del mundo y demás tonterías. Las Iglesias tomando provecho de la ignorancia… Claro, quiero mantener el entusiasmo para contrarrestar toda esta parafernalia.
—¡Ignorancia, Simón, ignorancia! Hasta donde nos llevará esta falta de educación.
—A mi me parece que el mundo cambiará. Pero no porque Dios tenga en agenda la destrucción de su obra maestra. Creo más bien que los "dueños del mundo"…
—¿Dueños del mundo? ¿Y quiénes son esos?
—¡Ay carajo, no se haga! Usted sabe muy bien quienes son.
—…Los dueños del mundo se dieron cuenta que distribuir es mejor que concentrar. Se han dado cuenta que existen demasiadas riquezas en manos de muy pocos. Y que de esto prolongarse por más tiempo, con la hambruna que se avecina, los muy muchos se levantaran contra esos pocos. ¡Qué miedo!
— ¿Y tú crees en eso Simón? Yo pensaba que tú eras más crítico y profundo.
—Sin ofender, eh, vamos a mantener la altura.
—Creo lo que dices. Y me reservo lo del fin del mundo. Pero eso de que estos señores le tengan miedo a nada. Lo dudo. Si usted observa bien, Simón, los últimos sucesos de unos años acá, a mí me parece más bien una reingeniería mundial. Yo creo que se están haciendo los correctivos de lugar. Pienso que todo estaba en agenda lo único que todavía no había llegado el momento. Sabían del daño que causaban desde mitad del siglo pasado y ahora están tratando de corregir todos esos errores. Me parece que estamos a la puerta de cambios globales importantes que no tienen que ver en nada con el fin del mundo, y si con el bienestar de ellos y sus intereses ¿actuará la mano invisible en este proceso? Quiera Dios.
—Te fuiste lejos, Ada. No tengo nada que agregar, lo dijiste todo. ¡Contrale! Ya se me olvidaba. Hablamos en otra ocasión.
—Usted siempre tiene algo. Vaya bien.
AUTOMOTIVACIÓN
Cuando siento deseos de quedarme en la cama y rehuir de mis deberes y obligaciones recurro a este ingenioso aparato para motivarme. Este plano llegó hasta mi de una extraña manera, mientras hurgaba en una biblioteca documentos raros y libros de la antigüedad encontré esta hoja de papel, estaba dentro de uno de esos libros esotéricos de cubiertas raras escrito por Leonardo Da Vinci. ¿Puede usted puede creerlo?
SUPERVIVIENTES
—¡Hazlo!,
gritó desesperada.
—¡Apunta
directo al corazón! Replicó.
—No
puedo hacerlo. Dijo él entre sollozos.
—Sé
que es duro, mi vida, piensa en nosotros -Dijo ella tiernamente- ¡No me mires,
sólo hazlo!
—No
puedo hacerlo. Le repitió cayendo sobre sus rodillas ahogado en llanto.
—¡Pásame
el arma, cobarde! ¡Bang!
—No
moriré de hambre en esta montaña.
INFIDELIDAD
—Confirme la orden señor.
—¡Dispare!, ordenó el Comando Central.
El general americano había precisado bien
las órdenes al francotirador, el objetivo era claro y evidente debía matar al
coronel alemán. Un disparo, un objetivo.
—Blanco eliminado, señor.
—Un certero disparo en la noche soldado,
con su entrenamiento, sabía que era pan comido.
Alabó al tirador con voz firme.
—Preséntese a las 0600 para encomendarle
su nueva misión.
A las 0500 el general recibe un telegrama
sin domicilio: «mi más sentido pésame General.
De noche todos los gatos se confunden».
marzo 18, 2012
COSAS VEREDES
Texto basado en una
participación de Ignacio Frías en el Foro del Español del Centro Virtual
Cervantes. Publicado en Mundo Hispanohablante
por Arturo Ortega Morán el 24 de abril de 2008.
Tal vez en algún
momento, has oído o usado la expresión “cosas veredes…”; una forma pintoresca
de decir en tono perplejo y exclamativo: “¡las cosas que hoy se ven…!”. No es
una expresión del lenguaje de todos los días, pero tampoco es raro que de
pronto nos topemos con ella.
Se ha extendido
la idea de que ésta es una cita extraída del Quijote, y su forma completa
sería: «cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras», con un sabor a
castellano antiguo de cuando la “h” sonaba como “f”.
La verdad es que
en el Quijote no se encuentra esta expresión, como tampoco se encuentra aquella
tan mencionada que dice: “Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos”, ni otras
que se le achacan a la magna obra de Cervantes.
“Cosas
veredes…”, en realidad, según se lee en El Porqué de los dichos, de José Ma.
Iribarren; es una distorsión de un verso que aparece en El Romancero del Cid. En ese verso, el rey le propone al Cid
conquistar Cuenca, y éste le replica:
Antes que a guerra vayades
sosegad las vuesas tierras.
Muchos males han venido
por los reyes que se ausentan…
Entonces, el
monje Bermudo (uno de los personajes de esta historia), le dice al Cid que si
está cansado de pelear se vuelva a Vivar y le deje al rey la empresa. El Cid,
herido en su amor propio, se sulfura, discute con el fraile y termina
llamándole cobarde. El rey, entonces, interviene diciéndole al Campeador:
Cosas tenedes, el Cid,
que farán fablar las piedras,
pues por cualquier niñería
facéis campaña a la iglesia.
Como puede
observarse, la expresión en realidad era: “Cosas tenedes…”, pero en algún
momento de la historia, algún despistado distorsionó forma y significado y
ahora cuando asombrados vemos cosas que nos parecen increíbles podemos
exclamar: ¡Cosas veredes!
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