"Porque la aflicción no sale del polvo, ni brota de la tierra la molestia; sino que, como los relámpagos se levantan para volar por el aire, así el hombre engendra su propia aflicción. Ciertamente yo en tu lugar buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa".
Job 5, 6-8

marzo 18, 2012

COSAS VEREDES


Texto basado en una participación de Ignacio Frías en el Foro del Español del Centro Virtual Cervantes.  Publicado en Mundo Hispanohablante por Arturo Ortega Morán el 24 de abril de 2008.

Tal vez en algún momento, has oído o usado la expresión “cosas veredes…”; una forma pintoresca de decir en tono perplejo y exclamativo: “¡las cosas que hoy se ven…!”. No es una expresión del lenguaje de todos los días, pero tampoco es raro que de pronto nos topemos con ella.

Se ha extendido la idea de que ésta es una cita extraída del Quijote, y su forma completa sería: «cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras», con un sabor a castellano antiguo de cuando la “h” sonaba como “f”.

La verdad es que en el Quijote no se encuentra esta expresión, como tampoco se encuentra aquella tan mencionada que dice: “Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos”, ni otras que se le achacan a la magna obra de Cervantes.

“Cosas veredes…”, en realidad, según se lee en El Porqué de los dichos, de José Ma. Iribarren; es una distorsión de un verso que aparece en El Romancero del Cid.  En ese verso, el rey le propone al Cid conquistar Cuenca, y éste le replica:
Antes que a guerra vayades
sosegad las vuesas tierras.
Muchos males han venido
por los reyes que se ausentan…

Entonces, el monje Bermudo (uno de los personajes de esta historia), le dice al Cid que si está cansado de pelear se vuelva a Vivar y le deje al rey la empresa. El Cid, herido en su amor propio, se sulfura, discute con el fraile y termina llamándole cobarde. El rey, entonces, interviene diciéndole al Campeador:

Cosas tenedes, el Cid,
que farán fablar las piedras,
pues por cualquier niñería
facéis campaña a la iglesia.

Como puede observarse, la expresión en realidad era: “Cosas tenedes…”, pero en algún momento de la historia, algún despistado distorsionó forma y significado y ahora cuando asombrados vemos cosas que nos parecen increíbles podemos exclamar: ¡Cosas veredes!