"Porque la aflicción no sale del polvo, ni brota de la tierra la molestia; sino que, como los relámpagos se levantan para volar por el aire, así el hombre engendra su propia aflicción. Ciertamente yo en tu lugar buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa".
Job 5, 6-8
marzo 31, 2017
marzo 29, 2017
diciembre 25, 2016
diciembre 23, 2016
Humo (r) negro.
El ron chorreaba por el borde del mantel. Debatiéndose
entre quedarse sobre la mesa o estrellarse contra el suelo, la botella giró en vaivén.
Algunos corrieron hacia la salida otros volaron por las ventanas. Un silencio
se dibujó en los gritos, y en el aire… notas musicales se organizaron armoniosamente
sobre un pentagrama de humo negro. Las sirenas a lo lejos arrullaron la
esperanza, espuma blanca, agua, infierno que todo lo envuelve, que todo lo consume.
Se oyó un Nocturno de Beethoven y no hubo explicación, fue locura, pánico, pandemónium…
fue el final.
Dr. Simon Froylan, premonición.
octubre 26, 2016
CITA No. 10 DEL DR. SIMON FROYLAN
"Ah... la vida, cuanto más te aferras a ella más duro te golpea."
Dr. Simon Froylan
octubre 02, 2016
Una guayaba no vale una torcedura...
Anécdota.
Éramos
capaces de olvidar los sucesos rápidamente.
Tan rápido, que al día siguiente salíamos a recorrer las calles más
valientes y decididos que el día anterior. Un nuevo objetivo era la casa
ubicada enfrente de la residencia de Caamaño en la misma calle Francia; vista
desde la acera del frente, parecía estar sobre una colina (Realmente está en un
montículo por encima del nivel de la calle Francia).
Fue
fácil penetrar al lugar: el portón nos abrió sus brazos, ya nos conocía. Subimos al techo por la pared del callejón, era
bajita y los blocks a medio poner servían de escalera. Recoger guayabitas sabaneras no era la gran
cosa, pero el guayabo era tan alto que sobrepasaba el techo de la vivienda, de
modo que, esas guayabitas pequeñas, agrias, de color rosado por dentro, se
podían ver desde afuera con todos sus matices: amarillas, rosadas, verdes,
pintonas. Nadie que se precie de ser maroteador
dejaría pasar por alto aquella provocación.
En
la vida nada es gratis, tienes que tomarlo; aunque exista el riesgo de perderlo. Es ahí donde estriba la esencia del ser. El verdadero sabor de la vida está en
disfrutar lo que haces a pesar de las dificultades.
—Abuela,
arriba del techo hay unos muchachos.
Eso
voceó un niño desde el patio a su abuelita, que salió y miró hacía donde él señalaba
con su dedo índice, la abuela miró por todos los ángulos del techo pero no nos
vio porque la voz de alerta del niño, sin proponérselo, nos advirtió,
dejándonos caer de pecho sobre el techo caliente. La abuela dudó sobre la veracidad de la
noticia, pero se quedó a esperar.
Cuando
pensamos que la doña había entrado a la casa nos paramos para seguir...
—¡Roberto
juye, llama al guardia! ¡Utede verán malvao muchacho de la mierda!
Cesar
y Brico corrieron hacia el borde del techo, se tiraron de plancha contra el
piso de la azotea y en movimientos de semicírculo se descolgaron de la cornisa
dejándose estrellar contra el suelo de la marquesina, pero yo, que me había
quedado de último, no encontré lugar para apearme. El señor venía con una correa en la mano detrás
de mí demasiado rápido como para pensar que haría conmigo. “Párate
ahí pa que tu veas”, dijo, y ya estaba muy cerca de mí, “¡qué pendejo, agárreme si puede!”,
contesté y salté sin pensarlo dos veces, rodé por la rampa de la marquesina
hasta la acera, me incorporé y corrí hasta que ya no pude más.
A
una distancia de consideración, cuando el peligro había quedado atrás nos
sentamos a descansar. Empecé a
reflexionar sobre mis superpoderes y maldije a Superman: ni pude volar ni estaba
hecho de acero. En la medida que nos enfriábamos
y comentábamos la hazaña…, y ya, cuando dejé de sentirme como Hulk, empecé a
sentir dolor, cuando quise caminar el dolor se hizo más intenso, no pude dar un
paso, tenía el pie roto. Cesar, uno de
mis grandes compañeros de aventuras, fornido o ¿amasadito?, como todo buen
soldado me cargó a caballito y me llevo a casa, mientras Brico, durante todo el
trayecto no paraba de relajar con el “salto de maco” que di desde el techo a la
calle.
Mamá,
acostumbrada a todos estos eventos, cuando me vio en la condición que Cesar me
traía no cuestionó el suceso, llamó un vecino y me llevaron a la Clínica
Internacional en la calle México, a poca distancia y paralela a la Francia.
—Por
suerte no hubo rotura, dijo el doctor, sólo fue un estiramiento de los tendones.
Me
pusieron un yeso hasta la rodilla, y el doctor le dijo a Mamá que en 45 días yo
estaría en condiciones de volver a mis andanzas. Pero 45 días era demasiado tiempo para estar
tranquilo y casi al cumplir el mes, Mamá al ver las condiciones en que estaba
el yeso no esperó; en franca usurpación de funciones, decidió que ya era tiempo
de quitarme el pedazo de yeso raído y sucio y con un cuchillo de sierra empezó
y terminó exitosamente el procedimiento.
Gracias a Dios, todo estaba bien.
Una
guayaba no vale una torcedura… quizás cien.
enero 28, 2016
Cita del Dr. Simon Froylan No. 4
«La chispa que enciende una brizna seca en el bosque, nada representa si es ahogada por un chubasco a tiempo; si por el contrario, ésta es alentada por una brisa de ocasión, la chispa prende convirtiéndose en una fogata aislada. La inocente llama azotada por fuertes vientos se transforma en un incendio, que poco a poco avanza sin que nadie lo advierta, hasta convertirse en un infierno que arrasa con el bosque dejando a su paso desolación y cenizas».
Verano ‘99
agosto 20, 2015
La realidad dominicana
Oh Simón es usté,
¿cómo le va?
A mí siempre me va
bien.
¿Ya aprendió a usar
su celular?
Ja ja, gran vaina,
¿tú estás en tu casa?
Claro que sí, ¿para
dónde voy yo?
Qué se yo, una
mujer soltera se va pa dónde le dé la gana y no tiene que darle cuenta a nadie.
Ya termine, ¿para
qué usté me quiere?
Nada, que voy para
allá ahora.
Pues venga que usté
siempre es bienvenido.
—¡Ada, Ada!
—¡Ya voy, momento! Usté voló.
—Schsss... Mira lo que te traje.
—Ay Simón usté no tenía que ponerse a eso, gracias. Pase paca pala
terraza ¿quiere un jugo de avena con limón.
—Cómo que si quiero, ¿ya está hecho?
—Por qué usté siempre anda como al que lo andan persiguiendo,
los doce años pasaron hace mucho. No, no está hecho, déjeme ponerme a hacerlo, está en un momentico. ¿De dónde vienes? Tú como que estabas en sofoke.
—¿Cómo? Repíteme esa última frasecita.
—Qué es lo que van a repetir, no meeee... déjame callarme
—Deje la juntilla con esos tigueres que usté es una mujer de respeto.
—Yo me junto con quien a mí me parezca y usté no tiene que meterse en eso. ¿De dónde es que usté viene?, responda y deje de estar armando chercha conmigo.
—Estaba haciendo una diligencia ahí en la Cámara de Comercio, bájese que la cerveza es la única que se sube cuando está caliente.
—Párese un momentico Simón.
—Y ahora, ¿cuál es la jodienda?
—Que usté está sudando mucho y me le va a pegar ese sudor a los
cojines y al espaldar de la mecedora.
—Oye esto ahora, tú vas a dejar la mecedora pelá.
—A usté no le va hacer daño sentarse sobre el guano.
—Esto se jodió.
—¿Por qué? Porque a mí me gusta cuidar lo mío. A usté eso le puede
parecer que no es nada pero a mí sí. Párese de ahí y páseme una fundita de
limones de la nevera.
—Mierquina, que friito ma bueno, se ve que aquí tienen 24 horas.
—Gracias a Dios, esa luz no se va nunca y el día que se va viene de
una vez.
—Ustedes son unos privilegiados. Toma, agarra los limones.
—Cuénteme, qué hacía en la Cámara de Comercio.
—Nada, registrando una asamblea. Pero esa no es la noticia. La verdad
es que este país se jodió, Ada. Cruzando la 27 de Febrero para montarme en un
carrito público, veo a un amet que está parado en medio de la avenida
diciéndole afanosamente a un chofer de una yipeta negra qué no, qué ahí no se
dobla, ¿usté sabe lo que hizo el tipo de la yipeta?...
—Estoy esperando que usté me lo diga.
—Que bajo el vidrio y le enseñó una gorra negra con un distintivo ¿y
qué usté cree?...
—Déjese de estar preguntando tanto y termine.
—Mire, al ametmao le cambió el semblante, ¿usté se acuerda cuando nos
metían miedo con el cuco?...
—Ah pero va a seguir, termine y deje de decirle amemaos a los
policías de la Amet.
—Eh ombe, vaya pallá. El
ametmao se puso igualito que nosotros cuando nos metían miedo con el cuco, bajó la cabeza, como el que quiere esconder el miedo, se quitó del medio y dejó que
el tipo doblara como le dé la gana. Fue tanta la indignación del policía que en
la acera me miró y dijo, como para justificarse, “este maldito país debe
hundirse”.
—Bueno, Simón, es penoso pero esa es la realidad dominicana. Tú no
viste el video del sobrino de Monchy diciéndole mojón a...
—Coooomo Ada, dilo otra vez.
—Ay ombe, usté siempre está con un relajo. Mojón, eso era lo que tu querías oír..
—A mí me encanta oírte diciendo malas palabras, tú las dices con
tanta pena que parecen más un lamento que una indecencia.
—Tenga paque se calle.
—Esto sabe a jugo de sobre.
—Si ombe, esa avena nada más sabe a medicina. Eso sí, que no la
vuelvo a comprar más. Pues sí como le decía, eso es muy serio...
—El que la avena sepa a medicina.
—No ombe, lo de la falta de autoridad. Eso habla muy mal de nuestras
instituciones y de nosotros como ciudadanos, aquí cualquier pate burro con un
ranguito o un carguito se cree que está por encima de la ley. Pero peor son los
familiares de cualquiera de estos burócratas, esos dan galleta y hasta el
uniforme le hacen quitar en la calle a los infelices subalternos.
—¿Tú no viste el video de un carajo que le dijo comemierda a un
oficial del ejército? Mira Ada, aquí hay que tener sangr e’ maco para no
fracasar, porque a mí una porquería de hombre como el del video me dice
comemierda y le hago comer todos los dientes.
—Sí, el problema es que aquí nadie sabe quién es nadie. Usté hace eso
y ahí mismo lo dejan 30 días preso y después le quitan el uniforme.
—Coño Ada, eso es lo más cierto que hemos dicho esta tarde. Hasta que
aquí no se acabe esa vaina, esto va hacer muy difícil resolverlo. Aunque yo
creo que las cosas se arreglan fáciles, sólo dele a un policía inmunidad para poder multar a un superior y discrecionalidad
para que haga cumplir la ley y usté vera que se acaba la vagabundería.
—Tú si eres ingenuo Simón, con ese disquete que tienen los policías
dominicanos en el cerebro tú le pones todo ese poder en las manos, con los
salarios de miseria que reciben, y ahí sí es verdad que se picotea en grande.
Es educación lo que falta, E DU CA CION, Simón, no me voy a cansar de decirlo,
educación y de la mano con ésta, sanción. Un pueblo educado que sienta el peso
de la ley, que sepa que las malas acciones tienen consecuencias, difícilmente
se mete en problemas.
—Eso es así, las sanciones deben comenzar por arriba, pero cómo un
cabo o un sargento le pone una multa a un político o a un superior...
—Deme el vaso que lo va a dejar caer.
—Diañe pero tú si te has puesto vainita con todo.
—No Simón, lo que pasa es que yo no tengo un marido que me dé nada,
si yo no cuido lo mío nadie lo va a hacer.
—Ya está bueno de arreglar el país, yo me voy.
—Bueno sí, hablamos luego, no vaya a ser cosa.
—Ah pero tú crees que estamos en la era de Trujillo.
—Ahora es peor, con tantos trujillos...
—Nos vemos.
agosto 07, 2015
Viste, quitaron al jefe de la policía
“Vamos a trabajar sin amigos ni enemigos”, proclama el nuevo jefe de la Policía Nacional, mayor general Manuel Castro Castillo. 26 de junio de 2013 |
—Hola Simon, no fue a mí que tú
me dedicaste la cancioncita esa de Silvio, la que dice: el tiempo pasa nos
vamos poniendo viejos… porque no es a mí que usté me está diciendo vieja
¿verdad que no?
—Pero ven acá Ada, tú te crees
que naciste pa semilla.
—Mire lo que le voy a decir, Simón,
vieja es su abuela y usté y otra cosa, a mí no me compare contigo que tú eres más
viejo que yo.
—Vamos a dejar eso así, Ada. Y
la cancioncita esa no es de Silvio Rodríguez es de Pablo Milanés.
—Para mí es lo mismo, yo no viví
esa época de rebeldía.
—Gran vaina esa... viste quitaron
al jefe de la policía, yo te lo dije.
—Eso se veía venir, ah pero tú
te crees que esa presión mediática es fácil Simón… y esos actos delictivos
espectaculares, ¿te parecieron fortuitos?
—Ada tuta aprendiendo mucho
conmigo.
—Es que con esos análisis suyos Simón…
¿a ti te criaron en un laboratorio?
—Ay cañajo, ya deje la vaina, se
corrió.
—Es que tú te crees que el único
que sabe eres tú.
abril 24, 2015
Cita No. 3 del Dr. Simon Froylan
"Todo hombre tiene derecho a mentirle a su esposa una vez, tal vez hasta dos, si con esto pone a salvo su matrimonio y los frutos de su unión. A lo que éste no tiene derecho es a enterrar en una tumba de mentiras a su compañera para serle infiel de manera permanente, desvergonzada y cobarde."
abril 23, 2015
Cita del Dr. Simon Froylan No. 2
"La vida sólo es soportable
cuando aprendemos a convertir en un chiste
las dificultades."
cuando aprendemos a convertir en un chiste
las dificultades."
marzo 20, 2015
Cita del Dr. Simon Froylan No. 1
“El amor y el
odio son sentimientos contrapuestos que cuando se fanatizan producen
rompimientos de la razón y la realidad. Mezclan, en la peligrosa competencia del
amor y el desamor, otros sentimientos con tendencias homicidas/suicidas que no
miden consecuencias. Tanto el amor desmedido como el odio desbordado terminan
en cuadros depresivos que empujan a quienes padecen este síndrome a saltar del
precipicio. Por lo que recomiendo, tener relaciones sentimentales sanas, y
tratar en la medida que se pueda, y a tiempo, identificar aquellas relaciones
nocivas”.
septiembre 07, 2014
¿Por qué no te quedas?
— ¿POR QUÉ NO TE QUEDAS?
— PORQUE TEMO PERDERTE
Ding dong... ding dong...
La Dra. Ada Mueller, suspende el
fregado de la losa sucia del desayuno.
— ¡Un momento!
Seca sus manos para atender el
llamado de la puerta.
Tun, tun, tun...
— ¡Momento caray! ¿Quién será que
está llamando con tanta desesperación?
Apresura sus pasos lentos a la
desesperación del llamado.
— ¡Ay Simón! cuanto tiempo. Déjeme
verlo, déjeme tocarlo y dónde estaba metido mi gran amigo; no me diga
¿sicungunya? No me diga ¿de viaje? ¿Preso? Me doy como el Chavo.
—Ya terminó el bufeo, se la curó
conmigo, usté quiere que me vaya y vuelva nuevamente para que desaparezca la
sorpresa.
—Ah pero si usté lo va a coger a
mal me lo dice para que se devuelva por donde vino y no vuelva más.
Parado aun en el umbral de la
casa, la miro de arriba abajo con cara de arrepentimiento, entonces bajó la
guardia y comenzó de nuevo.
agosto 10, 2014
Aprender Creole ¿para qué?
En las mañanas de
camino a la oficina me detengo en un puesto de frutas a comprar guineos para el
almuerzo, quien lo atiende es de nacionalidad haitiana, no digo haitiano por lo
que el término de manera despectiva encierra para muchos dominicanos y otros no
dominicanos. Haitiano es sinónimo de desprecio, plagas, hacinamiento, promiscuidad
y salvajismo, como dije para muchos dominicanos y otros. Por eso no diré la
palabra haitiano para referirme a un nacional de Haití, y así, mantener el
respeto por nuestros hermanos insulares.
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