El ron chorreaba por el borde del mantel. Debatiéndose
entre quedarse sobre la mesa o estrellarse contra el suelo, la botella giró en vaivén.
Algunos corrieron hacia la salida otros volaron por las ventanas. Un silencio
se dibujó en los gritos, y en el aire… notas musicales se organizaron armoniosamente
sobre un pentagrama de humo negro. Las sirenas a lo lejos arrullaron la
esperanza, espuma blanca, agua, infierno que todo lo envuelve, que todo lo consume.
Se oyó un Nocturno de Beethoven y no hubo explicación, fue locura, pánico, pandemónium…
fue el final.
Dr. Simon Froylan, premonición.