"Porque la aflicción no sale del polvo, ni brota de la tierra la molestia; sino que, como los relámpagos se levantan para volar por el aire, así el hombre engendra su propia aflicción. Ciertamente yo en tu lugar buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa".
Job 5, 6-8

marzo 24, 2023

EL CABALLO MAYOR, SEMENTAL DE PASOS FINOS

 —¡Carajjjj…! se murió el Caballo Mayor, se murió Johnny Ventura.

—Un semental de pasos finos, Ada.

—¿Por qué la gente buena tiene que morirse tan joven?, Simón.

—Cómo qué joven, Ada, Johnny tenía 81 años.

—Esa no es edad para morirse en esta época.

—Es cierto, Ada, pero cuando te llaman de allá arriba hasta de un tropezón se cae uno muerto.

—Y tanta brega, Simón, que le da a los malos morirse. Caray la gente buena se muere de cualquier cosita, y a la gente mala le da cáncer de páncreas y terminan muriéndose de un catarro a los 115 años.

—Bueno que en paz descanse. Va derechito pal cielo a animar a papa Dios y sus ángeles allá arriba.

—Tú sabes Simón, quienes deben estar contentísimos esperándolo: Joseito Mateo, Vinicio franco, el songo Santana, Frank Cruz… ahora es que se va a gozá en el cielo.

—Ya lo creo. Déjeme yo irme que uste me va pegar su sentimiento, y ya párese de llorar que se le van a pelar los ojos.

—Vaya bien Simón, gracias por venir a consolarme.

septiembre 07, 2021

SAZONAMOR (3 Y FINAL)


  

¿Recuerdas cómo intenté abrir la concha de tu delicioso molusco?

Ese día, cuando intenté abrir tu concha, la savia de tu cuerpo corría pegajosa y furtiva hasta el cauce que cruza tus montañas al final de la llanura. Me empujaste y avergonzada extraviaste la mirada iniciando de inmediato una conversación banal para disimular tu pudor. Me hice picaflor y abeja a la vez y sobrevolé minucioso cada centímetro de tu espesura, libando a sorbos el exquisito sabor de tu pistilo a medio abrir. Hablaste de todo hasta que no encontraste que más decir; callaste por largo rato, y yo, a propósito, no pronuncié una sola palabra…

…Cómo me gustaría recordar todo lo que me cuentas, suena muy romántico pero ni siquiera su rostro lo puedo recordar.

Dr. Simon Froylan, frustrado

agosto 09, 2021

SAZONAMOR (2)

 


¿Recuerdas cómo tu espalda al desnudo se abrazó a la acacia y te convertiste en tronco y rama?

Te recostaste sobre el árbol de acacias. No dudé, tú tampoco. El tronco se estremeció al sentir tu cuerpo y te regaló unas cuantas flores, las que cayeron sobre el suelo formando una suave alfombra amarilla. ¿Fantasía sexual? No, no respondas. Todavía recuerdo el sabor de la salsa tártara que me diste a probar sobre la yema de tu dedo índice y que colocaste dentro de mi boca incendiando mi paladar, desde la garganta hasta el ombligo. No pude resistirme. Lo saboreé todo desde tu cuello hasta el tobillo. Hicimos de aquella noche un ejemplar único.

Dr. Simón Froylan
Otro día enamorado

julio 26, 2021

SAZONAMOR


¿Recuerdas cuando nos conocimos?

Cuando nos conocimos te espere sin prisa debajo del árbol de acacia. Luego, llegaste humedecida de albahaca y petit salé. Bailabas sobre la acera, sobre tu rostro caían copitos tenues de estrellas; sobre tu piel, entre canela y malagueta, se confundían el sudor y la lluvia. Me acerqué a ti para probar tus mejillas, las encontré un poco subidas de sal para mi gusto. Lo notaste y sonreíste. Tu sonrisa encendió la mecha de mis pretensiones. Ante la tentación, y a resistencia consentida, te tomé por los hombros y probé los mejillones, húmedos y también salados; a la vinagreta, no hubieran tenido mejor sabor.

Dr. Simón Froylan
Un día enamorado

julio 20, 2021

MUCHA TIERRA PAQUE NO JIEDA


 —Hola Ada.

—Oh pero Simón cuanto tiempo que no sabía de usté, pase, pase que su mecedora está aquí esperándolo siempre. Le preparo un técecito de yerbas aromáticas.

—Claro que sí.

Ada, diligentemente apresuró el paso a la cocina, le voceó a Simón: —Y dónde era que uste estaba metido que no venía por aquí.

—Tú sabes… perdido en el espacio ¿tú te acuerdas de esa película?

—Tú siempre estás perdido con mi edad. No, no la recuerdo aunque en Netflix vi un título igual que ese.

—Sí, es la versión moderna de esa película pero demasiados efectos visuales además al señor Smith lo cambiaron por una mujer: “no temáis que Smith está aquí”, esa frase me encantaba… porque pendejo como él no había.

Ada, llegó con dos pozuelos de té humeantes.

—Cooonnuu… eso si ta caliente. Espérate Ada, que tú me vas a dejar caer eso encima.

—Uste si se ha puesto ñoñito.

—Ñoño no, es que tú viene con eso parriba de uno con mucha mala fe.

—Ya deje su ñoñería Simón, usté ta oyendo por donde andan los acontecimientos en Haití.

—Igual que perdidos en el espacio, que nadie sabe en qué galaxia está. Ahí no se va saber absolutamente nada le han tirado demasiado tierra a ese muerto cómo para que no jieda. Así que si uste estaba esperando el desenlace de ese drama compre palomitas y pongase a ver una película de amor por si tiene deseos de llorar.

—La verdad es que uste es un hombre que no tiene corazón Simón…

—Hablando de corazón Ada me paré ayer en una fritura en Villa Juana y me comí una asadura que tenía corazón, hígado y un bofecito con totone que daba la hora…

—Si uste no quiere hablar de la situación haitiana uste lo que tiene es que decirlo y dejarse de estar evadiendo el tema…

—Mira Ada ese tema está muy manoseado, demasiadas lagunas, muchas teorías, preguntas sin responder y demasiada gente opinando sobre lo que debe hacerse o decirse en Haití, ni uste ni yo vamos a revivir a Moise ni vamos a evitar las posibles consecuencias de lo que pueda pasar de ahora en adelante en esa nación hermana.

—Tú tienes razón, Simón, quería comentar los hechos contigo, oír tu opinión pero la verdad es que eso no se puede batir más, total que el Clode Yuse renunció, la primera dama llegó, a Moise lo entierran el viernes y todavía nadie habla ni dice nada del paradero de los hijos del difunto y la Sra. Primera Dama.

—A lo mejor Ada, esos muchachos lo tiene alguien retenido hasta que las honras fúnebres pasen y la primera dama se recoja.

—¿Qué uste quiere decir con eso Simón?

—No, nada, carajo se me hizo tarde déjame llegar, hablamos luego.

Cita No. 9 del Dr Simon Froylan


Construimos nuestra propia carcel cuando creemos que debemos ser prisioneros de algo o alguien.

 

abril 07, 2017

Esperas...

Espero...
mi corazón se detiene, el tiempo avanza
que hago aquí, que hago allá
una luz me envuelve, me aleja de tí

Espero...
el eco subibaja en el diagrama
palpitaciones de súbito alteran mis emociones
mi fe se aferra a tí.

Esperas...



Dr. Simon Froylan

Cita No. 8 del Dr Simon Froylan

"Las expectativas producen sueños, saber lo que pasará mañana, desinterés"

Dr. Simon Froylan



marzo 31, 2017

marzo 29, 2017

Cita No. 6 del Dr. Simon Froylan

"Cuando el mago no es muy diestro en el arte del engaño siempre queda atrapado en sus propios trucos"

Dr. Simon Froylan

diciembre 23, 2016

Humo (r) negro.

El ron chorreaba por el borde del mantel. Debatiéndose entre quedarse sobre la mesa o estrellarse contra el suelo, la botella giró en vaivén. Algunos corrieron hacia la salida otros volaron por las ventanas. Un silencio se dibujó en los gritos, y en el aire… notas musicales se organizaron armoniosamente sobre un pentagrama de humo negro. Las sirenas a lo lejos arrullaron la esperanza, espuma blanca, agua, infierno que todo lo envuelve, que todo lo consume. Se oyó un Nocturno de Beethoven y no hubo explicación, fue locura, pánico, pandemónium… fue el final.

Dr. Simon Froylan, premonición.

octubre 02, 2016

Una guayaba no vale una torcedura...



Anécdota.

Éramos capaces de olvidar los sucesos rápidamente.  Tan rápido, que al día siguiente salíamos a recorrer las calles más valientes y decididos que el día anterior. Un nuevo objetivo era la casa ubicada enfrente de la residencia de Caamaño en la misma calle Francia; vista desde la acera del frente, parecía estar sobre una colina (Realmente está en un montículo por encima del nivel de la calle Francia).
Fue fácil penetrar al lugar: el portón nos abrió sus brazos, ya nos conocía.  Subimos al techo por la pared del callejón, era bajita y los blocks a medio poner servían de escalera.  Recoger guayabitas sabaneras no era la gran cosa, pero el guayabo era tan alto que sobrepasaba el techo de la vivienda, de modo que, esas guayabitas pequeñas, agrias, de color rosado por dentro, se podían ver desde afuera con todos sus matices: amarillas, rosadas, verdes, pintonas.  Nadie que se precie de ser maroteador dejaría pasar por alto aquella provocación.
En la vida nada es gratis, tienes que tomarlo; aunque exista el riesgo de perderlo.  Es ahí donde estriba la esencia del ser.  El verdadero sabor de la vida está en disfrutar lo que haces a pesar de las dificultades.
—Abuela, arriba del techo hay unos muchachos.
Eso voceó un niño desde el patio a su abuelita, que salió y miró hacía donde él señalaba con su dedo índice, la abuela miró por todos los ángulos del techo pero no nos vio porque la voz de alerta del niño, sin proponérselo, nos advirtió, dejándonos caer de pecho sobre el techo caliente.  La abuela dudó sobre la veracidad de la noticia, pero se quedó a esperar.
Cuando pensamos que la doña había entrado a la casa nos paramos para seguir...
—¡Roberto juye, llama al guardia! ¡Utede verán malvao muchacho de la mierda!
Cesar y Brico corrieron hacia el borde del techo, se tiraron de plancha contra el piso de la azotea y en movimientos de semicírculo se descolgaron de la cornisa dejándose estrellar contra el suelo de la marquesina, pero yo, que me había quedado de último, no encontré lugar para apearme.  El señor venía con una correa en la mano detrás de mí demasiado rápido como para pensar que haría conmigo.  “Párate ahí pa que tu veas”, dijo, y ya estaba muy cerca de mí, “¡qué pendejo, agárreme si puede!”, contesté y salté sin pensarlo dos veces, rodé por la rampa de la marquesina hasta la acera, me incorporé y corrí hasta que ya no pude más.
A una distancia de consideración, cuando el peligro había quedado atrás nos sentamos a descansar.  Empecé a reflexionar sobre mis superpoderes y maldije a Superman: ni pude volar ni estaba hecho de acero.  En la medida que nos enfriábamos y comentábamos la hazaña…, y ya, cuando dejé de sentirme como Hulk, empecé a sentir dolor, cuando quise caminar el dolor se hizo más intenso, no pude dar un paso, tenía el pie roto.  Cesar, uno de mis grandes compañeros de aventuras, fornido o ¿amasadito?, como todo buen soldado me cargó a caballito y me llevo a casa, mientras Brico, durante todo el trayecto no paraba de relajar con el “salto de maco” que di desde el techo a la calle.
Mamá, acostumbrada a todos estos eventos, cuando me vio en la condición que Cesar me traía no cuestionó el suceso, llamó un vecino y me llevaron a la Clínica Internacional en la calle México, a poca distancia y paralela a la Francia.
—Por suerte no hubo rotura, dijo el doctor, sólo fue un estiramiento de los tendones.
Me pusieron un yeso hasta la rodilla, y el doctor le dijo a Mamá que en 45 días yo estaría en condiciones de volver a mis andanzas.  Pero 45 días era demasiado tiempo para estar tranquilo y casi al cumplir el mes, Mamá al ver las condiciones en que estaba el yeso no esperó; en franca usurpación de funciones, decidió que ya era tiempo de quitarme el pedazo de yeso raído y sucio y con un cuchillo de sierra empezó y terminó exitosamente el procedimiento.  Gracias a Dios, todo estaba bien.
Una guayaba no vale una torcedura… quizás cien.