¿Recuerdas
cuando nos conocimos?
Cuando nos conocimos te espere sin prisa debajo del árbol de acacia. Luego, llegaste humedecida de albahaca y petit salé. Bailabas sobre la acera, sobre tu rostro caían copitos tenues de estrellas; sobre tu piel, entre canela y malagueta, se confundían el sudor y la lluvia. Me acerqué a ti para probar tus mejillas, las encontré un poco subidas de sal para mi gusto. Lo notaste y sonreíste. Tu sonrisa encendió la mecha de mis pretensiones. Ante la tentación, y a resistencia consentida, te tomé por los hombros y probé los mejillones, húmedos y también salados; a la vinagreta, no hubieran tenido mejor sabor.
Dr. Simón Froylan
Un día enamorado
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