—Confirme la orden señor.
—¡Dispare!, -ordenó.
El Coronel había precisado bien
las órdenes al francotirador, el objetivo era claro debía derribar al soldado alemán. Un disparo, un objetivo.
—Blanco eliminado, señor.
—Un disparo certero en la noche soldado. -Alabó al tirador con voz firme.
—Preséntese a las 0600 para encomendarle
su nueva misión.
A las 0500, al confirmar la muerte, el francotirador le envía un telegrama al coronel: «lo siento señor, mi más sentido pésame.»