julio 08, 2025

SI NOS PROHIBEN GIRAR A LA IZQUIERDA…

—Hola, Ada. Buenas noches.

—Oh, Simón… ¿y tú llamando a estas horas?

—¿Qué tiene de malo? Usted tiene un hombre debajo de la cama.

—¿A usted qué le importa? Deje su frescura, que yo soy una mujer muy seria.

—Ya, ombe, está bien… la llamé porque estaba viendo a estos tipos en las redes comentando lo del giro a la izquierda, y dije: “Déjame llamar a Ada pa’ chismear un poco.”

—¿Y a usted le extrañó eso, Simón? Yo pensé que usted se había leído a Chomsqui.

—No… ¿quién es ese tipo?

—Búsquelo, que el internet es para eso. Todas esas pendejadas son para entretener a la gente, mantener ocupada a la opinión pública mientras se pasan por debajo de la puerta las vainas que realmente deberíamos estar debatiendo.

—De batear la bola bien lejos.

—¿Qué?

—Que si eso viene del verbo batear.

—No, del verbo batir… déjese de hacerse el pendejo.

—Usted está muy prosaica hoy. Con este ya van tres San Antonio.

—Ay, déjese de cosas, Simón. Dígame realmente para qué usted me llamó.

—De verdad, Ada, te llamé para hacerte ese comentario. ¿Qué tú crees?

—Yo no creo nada, Simón. Salimos de un gobierno que permitía el giro a la izquierda y ahora estamos en uno que prefiere los giros a la derecha. Total, ¿a quién le importa si el gobierno es de izquierda o de ultraderecha? Yo no he visto la diferencia.

—Yo sí. Unos roban con la mano izquierda y los otros con la derecha.

—¿Y eso hace diferencia, Simón?

—Bueno… no sé.

—Hablamos de eso otro día Simón, que me voy acostar. Siga durmiendo de ese lado un dia de estos le voy hacer un cuento.