“El amor y el odio son sentimientos contrapuestos que, cuando se
fanatizan, pueden romper la razón y distorsionar la realidad. En esta
peligrosa competencia entre el amor y el desamor, se entrelazan otros
sentimientos que pueden llevar a tendencias homicidas o suicidas, sin
medir las consecuencias de tales acciones. Tanto el amor desmedido como
el odio desbordado pueden conducir a cuadros depresivos, empujando a
quienes los padecen hacia situaciones extremas. Por ello, es esencial
fomentar relaciones sentimentales saludables y, en la medida de lo
posible, identificar y abordar a tiempo aquellas relaciones nocivas”.