Dr. Simon Froylan
El diablo anda suelto…
definitivamente. Le voló el brazo de una
pasá. El machete se quedó horrorizado al
enterarse del suceso. Sus caras, manchadas
de sangre, miraban consternadas como el sudor de su brazo corría por el filo
semejando el llanto que provoca una tragedia anunciada. El machetazo le cercenó el brazo al
Guaro. El puñal le traspasó el hígado a
Chimpa. ¡No te meta en esa vaina! Ese
pleito no es tuyo. Guaro se
desmayó. El Chimpa no tenía
fuerzas. La sangre derramada acabó con
el pleito. ¡Eso no se queda así!, le
gritó Chimpa antes de morir sin saber que el pleito había terminado ahí. Que lo lleven al Darío. Ese brazo está en un hilito. Qué importa, en el Darío se lo pegan. Mierda, Mano, usted si es cruel. ¿y no es verdad?
Aquel hecho transcurrió como si fuera
un día normal de trabajo en una tienda.
Recogieron los cuerpos, lo montaron en la cama de una camioneta en medio
del bullicio y la algarabía de los espectadores. Guaro mató a Chimpa. Pero se quedó sin brazo. ¿y qué? Pero mató a Chimpa. Se podía oír en cualquier lugar del
barrio. Chimpa era un terror. Metía Coca por boca y nariz y después salía
atracar para seguir metiendo más Coca por ojo, boca y nariz. Ese tiguere se creía que todas las mujeres
eran de él. No respetaba ni a los
maridos. Atento a guapo mantenía a todo
el mundo en zozobra. Guaro estaba
convencido de no haber visto nunca un hombre con otro en la boca. Por eso el pleito.
Por ahí anda Guaro con su brazo
remendado. Para ser en el Darío esa
costura le quedó muy bien. Y qué tú te
crees, en ese hospital es que están los mejores médicos de este país. Ya lo creo.
Y qué tú piensas, de lo de Chimpa, se quedará eso así. Yo lo dudo, a Guaro que se cuide. Yo creo que se quedará así. ¡Oh! y quién eres tú. El que escribe la historia. ¡Cómo!
Sí, no creo que nadie tomará
represalias contra Guaro. El Chimpa era
un ser despreciable al que todos le deseaban la muerte cada día. Nos indignamos con este tipo de personaje
pero todos siempre encontramos una justificación para no enfrentarlo. Ya sea porque no vale la pena. Un día una sobredosis lo matará. Mis hijos.
Mi esposa. Qué dirá Mamá. No le voy a dar ese sufrimiento, en fin, un
millón de excusas válidas para evadir una responsabilidad colectiva. Miles de Chimpas en los barrios. Pocos Guaros.
Nadie quiere enfrentar los males que nos agobian. Nadie quiere enfrentar a los corruptos. Nadie quiere verse envuelto en una encerrona.
Nadie quiere perder un brazo en una riña.
¡No te meta en esa vaina, que a nadie le importa!
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